¿Me he contagiado una infección de orina por sentarme en un baño público?

“Me habré contagiado… me senté en un baño público.”
Lo escucho casi a diario.
Y no, no es así como funciona una infección de orina.
A la consulta llegan mujeres con una mezcla de miedo, culpa y resignación.
Creen que su cistitis viene de un váter ajeno. Como si una tapa pudiera vencer su sistema inmunológico.
No es el váter. No eres tú. Es un problema médico.
Vamos por partes.
La cistitis no es una infección que se contagia.
No es como un virus. No te lo “pegas”.
La mayoría de veces, las bacterias que la causan ya viven en tu cuerpo, sobre todo en tu microbiota intestinal o vaginal. En determinadas circunstancias —estrés, relaciones sexuales, cambios hormonales, falta de hidratación, alteraciones de flora— esas bacterias pueden acceder a la uretra y llegar a la vejiga.
Y entonces, sí: aparece la cistitis.
Pero no por sentarte en un váter.
Ese mito está tan instalado que muchas mujeres hacen malabares para no apoyarse en el baño.
Y encima, acaban orinando a medias, con tensión en el abdomen y la vejiga a medio vaciar.
¿Resultado?
Más riesgo de infección.
Paradójico, ¿verdad?
Sentarte en un váter público no te va a contagiar una infección urinaria.
Lo que sí puede hacer daño es normalizar que tienes cistitis cada mes.
O pensar que todo se resuelve con arándanos y agua.
O aguantar las ganas de ir al baño por no confiar en ningún sitio fuera de casa.
La infección no es tu culpa. Pero ignorarla tampoco es la solución.
Si te ocurre con frecuencia, hay que investigarlo.
Porque puede haber causas tratables:
- Déficit de estrógenos
- Alteración de la flora vaginal
- Factores genéticos o inmunológicos
- Problemas anatómicos o funcionales
Y todo eso tiene solución, si se aborda bien.
Así que no más culpas ni acrobacias sobre el váter.
Consulta, infórmate, y sobre todo: no vivas tu vejiga con miedo.